El error de la gente es convertir la cirugía plástica en una frivolidad

La Voz de Galicia

Por la manos de Juan Peñas y Tata pasan unas setecientas personas al año que deciden operarse y más de mil que se someten a tratamientos estéticos para potenciar su belleza

fotoPontevedra ejerce un magnetismo tan potente como invisible sobre aquellos que han nacido, se han criado o simplemente se han adscrito a la capital del Lérez con el paso de los años. La zona histórica de la capital de la provincia no hace miramientos a la hora de escoger a sus enfervorizados amantes. Esa es la razón principal, aunque no la única, que explica que el doctor Juan Peñas y su mano derecha en el quirófano, Carmen Pérez, «Tata», sigan viniendo, una y otra vez al calor que irradian las piedras de la histórica zona lerezana.

El reducto preferido por ambos es la plaza del Teucro. El principal motivo es que Tata nació en uno de los edificios que dan a este centro neurálgico y aunque confiesa que no suele volver por este rincón, sí es cierto que le produce «una emoción muy especial». Mirando hacia el Teucro protagonizó una «feliz infancia» que dio paso a una adolescencia no menos feliz. Hoy en día el edificio sigue guardando en sus cimientos aquella solera de hace años y tanto para ella como para Juan, su marido, es un referente de la ciudad.

Desde allí mismo se empieza a tejer el mapa de situación de sus vidas. Un vértice lo tienen en Miño (A Coruña), otro en Poio y otro más en Madrid, donde viven, trabajan y hacen feliz a la gente. El porqué, es la cirugía plástica y el cómo, es «ayudando al prójimo». Sobre esta idea basan su manera de entender esta profesión.

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